Jacques R Gesret: Asma, ¿psicosomático?

Introducción

Frente a ciertas patologías clínicamente inexplicables, la Psicología ha tendido a calificarlas como enfermedades psicosomáticas.
¿Por qué razones exógenas el sistema central respondería con una patología cutánea o visceral?
El estrés, es la palabra clave. Nuestra civilización está impregnada de estrés. Algunos lo manejan perfectamente (¡hasta que tienen un infarto!), otros, desarrollan toda clase de enfermedades como el asma, el eccema, la psoriasis, dolores de abdomen, jaquecas, náuseas, etc...
¿Puede este mecanismo ser considerado desde una lógica diferente?

Por ejemplo: en el sentido somatopsíquico.
Las reacciones conductuales son regidas por las emociones

Antonio R. Damasio, quien dirige el Departamento de Neurología de la Universidad de Iowa y enseña en el Instituto de Estudios Biológicos de La Jolla ("El error de Descartes, o la razón de las emociones ". Ed. Odile Jacob. 1995), partiendo de observaciones clínicas y de pruebas, nos aporta los elementos de respuesta en su concepción del "yo", que no es, de hecho, más que la visión del cuerpo por el sistema central, en su integridad y su funcionamiento perfecto.
Las emociones no serían más que el resultado del análisis de un elemento exógeno con respecto a la percepción endógena de nuestro "yo" (como ejemplo tenemos la ausencia de emociones en los sujetos que padecen de anosognosia).
En resumen:

la percepción del entorno y las emociones que de ello resultan,
son sobrepuestas a la percepción de nuestro cuerpo

Trabajos más antiguos ya contemplaban estos mecanismos; he aquí lo que decía Byckov:

  • “los estados emocionales de ira, miedo, dolor, pena, repulsión, son tan complicados que para manifestarse necesitan no solamente la contribución de algunos centros nerviosos, sino del sistema nervioso en su totalidad. En condiciones normales, una emoción se desarrolla totalmente con la participación de los reflejos incondicionales y condicionales de origen exteroceptivo y necesariamente introceptivo. De lo que inevitablemente resulta entonces que también sean representadas en la corteza cerebral las reacciones incondicionales innatas a partir de las cuales, desde el primer periodo de la existencia individual, no dejan de formarse enlaces condicionales durante la interacción del hombre y del medio exterior”.
  • “Así, una emoción es una compleja reacción del organismo que se basa en complicados enlaces incondicionales y condicionales de origen extero e introceptivo"
    (C Byckov: "La corteza cerebral y los órganos internos ". Ed. en lenguas extranjeros, Moscú 1956).

Queda demostrado lo que había que demostrar

las modificaciones del comportamiento interactivo y psico-emocional
de un sujeto son condicionadas por la percepción inconsciente del buen
funcionamiento y del buen estado de su cuerpo
.

Desde siempre, el sistema central está programado para asegurar la sobrevivencia de la especie (es lo que afirmo en mis trabajos desde 1985). Por lo tanto, sus decisiones serán tomadas en función de lo que se experimenta como bueno o peligroso para la integridad del "YO" a través de las emociones corporales.

Ahora bien, para que el sistema funcione correctamente:
es necesario, incluso esencial, que la percepción del "YO" no sea perturbada o incompleta.

El sistema central ve la totalidad del cuerpo a través del sistema nervioso autónomo. No limitándose a la simple recepción de informaciones, el sistema nervioso central puede actuar para regular el funcionamiento de tal víscera o tal músculo a través del sistema periférico. Igualmente, tiene un sistema de acción general a través del sistema glandular.

Esta perfección permite al complejo corporal responder a cualquier solicitud del sistema central, que puede ser condicionada por eventos endógenos o exógenos.

Caso hipotético

Imaginemos que la conexión con un órgano periférico esté alterada:

  • que el sistema central que solo conoce los receptores, ignore la línea de transmisión.

Dos casos hipotéticos pueden ser considerados:

  • la línea ya no transmite o entonces transmite información errónea.

Primer caso: en ausencia de transmisión de informaciones, aferentes y/o eferentes, el órgano periférico quedaría abandonado a su suerte y:

  • disminuiría o aceleraría su función de manera anárquica; el sistema central intentaría entonces de intervenir sobre los órganos periféricos ubicados arriba o abajo del órgano anárquico sin importarle nada, para tratar de mantener un funcionamiento más o menos normal del complejo corporal.

Segundo caso:

  • El sistema central respondería de manera lógica a las informaciones que cree recibir del órgano periférico, pero que de hecho serían –ya sea emitidas por la línea de transmisión defectuosa, o provenientes de un sistema autónomo que en condiciones normales no entraría en acción (mensaje articular)– y atribuidas erróneamente al compartir algunos circuitos en común (ganglios espinales, médula espinal).

Las reacciones del sistema central

El sistema central puede escoger entre varios tipos de reacciones (musculares, hormonales, inmunitarios, etc...) en función de la percepción de las informaciones recibidas e intentará cumplir con su misión principal, que es proteger la integridad del "YO".
Por supuesto que si está equivocado en sus informaciones, su respuesta no obstante lógica, pasará por errónea vista por un observador exterior que desconoce sobre las razones que motivaron sus reacciones.
Pero este ataque a la integridad del "YO" que el sistema central no podrá solucionar, va a modificar poco a poco las emociones inducidas con relación a la percepción de los eventos del mundo exterior y las respuestas que provoque serán diferentes (exageradamente amplificadas).
El análisis que el sistema central hará de los acontecimientos externos será percibido a menudo como una amenaza adicional que se añadirá así un problema más a la situación interna del "YO" cuya sobrevivencia ya plantea de por sí un problema al sistema central.

¡ Es difícil manejar a la vez dos situaciones que amenacen
simultáneamente una función vital !

Si una persona experimenta dificultades respiratorias de origen endógeno, el hecho de saber que un esfuerzo físico le será necesario para su sobrevivencia (huir de un peligro potencial) no mejorará su condición psicológica, y la emoción causada por esta situación no hará más que reforzar aún más la causa fisiológica de su mal.

Tomemos el caso de un asma causado por esfuerzo

La respuesta lógica del sistema central (broncoconstricción) que trata de resolver prioritariamente una causa errónea (mensaje articular condrocostal percibido erróneamente como proveniente del plexo pulmonar), va a reforzarse, intentando preparar al sistema respiratorio al esfuerzo que cree necesario para responder a la situación de la que necesita huir.
Las emociones que le siguen van a desencadenar respuestas hormonales que pondrán al sujeto, no en un estado de mayor vigilancia para responder a la situación, sino en un estado de pánico, el sistema central comprueba que el " Yo " no podrá responder correctamente a la demanda debido a un elemento vital defectuoso.
Sabe que su sobrevivencia está comprometida, la emoción se refuerza, la respuesta a la situación se amplifica, la urgencia va en primer lugar a la parte defectuosa y la dificultad respiratoria, habitualmente manejada lo mejor posible, se transforma en ataque de asma.
Sin tomar en cuenta este principio, ningún razonamiento permite concebir que puede existir una reacción idéntica en relación a este tipo de situación evocada.
Por el contrario, en tiempo normal, la percepción de una situación exógena con riesgo de atentar a la sobrevivencia del " Yo ", comenzará a mandar mensajes hormonales que pondrán al complejo en estado de alarma general, preparándolo para reaccionar con una fuerza y una velocidad inusual que dobla o triplica sus aptitudes normales físicas y analíticas.

El sistema inmune no es una entidad autónoma

  • está estrechamente relacionado con el sistema central y el sistema periférico.
  • es solamente uno de los elementos de las respuestas que están al servicio de la programación que debe asegurar la sobrevivencia del "Yo".

El sistema central puede controlarlo

  • por distintas sustancias neuronales (noradrenalina, sustancia " P ", somatostatina, péptido del Vaso intestinal).

También el sistema periférico

  • es capaz de emitir los neuropéptidos que tienen una acción específica sobre ciertos linfocitos B (Neuroleukina, Marc E Gurney, 1987).